lunes, 6 de mayo de 2013

Robots Zoomorficos



El antropomorfismo en los robots es algo que tiene larga data, y representantes ilustres como Asimo, el robot creado por Honda hace más de una década, y diseñado a semejanza de la figura humana.
Pero en forma creciente los diseñadores están investigando el uso de esquemas que siguen la figura de animales e insectos, explorando las ventajas de cuerpos con múltiples puntos de apoyo y otra flexibilidad.
A los diseños de robots con forma cercana a la de un perro o un lagarto, se suman otros, que son logros increíbles aun para el siglo XXI:


LA SERPIENTE


El laboratorio de Biorobòtica de la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, está investigando el uso de robots con forma de serpiente, lo que les permitirá ser usados para entrar en lugares donde una persona o una máquina de mayor tamaño no puede entrar, además de tener muchísima flexibilidad para avanzar por un camino, por tortuoso que sea.

También presentaron un segundo modelo de serpiente, que esta pensado para ayudar a las personas que corran peligro de ahogarse, como puede ser el caso de una inundación. También prestara servicios en películas de ciencia ficción y para encontrar objetos, personas u otras cosas que se encuentren sumergidas en el agua.


EL GUEPARDO



La chita, o guepardo, es célebre por su velocidad. En el Laboratorio de Biorobòtica de la Escuela Politècnica de Lausanne, en Suiza, se inspiraron en su particular paso para crear un robot pequeño e investigar cómo es que los cuadrúpedos logran correr a gran velocidad.


El INSECTO




Científicos estadounidenses crearon un robot del tamaño de una mosca que puede imitar las ágiles maniobras aéreas de ese insecto. Este desarrollo, construido de fibra de carbono, no llega a un gramo de peso y tiene "músculos" electrónicos super rápidos que activan sus alas.
Sus creadores de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, dicen que este tipo de robots minúsculos podrían ayudar en el futuro en operaciones de rescate. Podrían adentrarse, por ejemplo, por espacios diminutos en edificios colapsados.
Los detalles del experimento fueron publicados en la revista especializada Science.

El doctor Kevin Ma y su equipo, liderado por el doctor Robert Wood, dicen haber creado el robot volador más pequeño del mundo.
Además, tiene la agilidad de una mosca, una capacidad que le permite a algunos insectos sortear hasta la mano humana más rápida. Esa virtud la proporcionan, en gran medida, los movimientos precisos de sus alas, que ajustan constantemente los efectos de alzado y propulsión que operan sobre su cuerpo, a una velocidad altísima.

Así es como las alas de los insectos -y las del robot- les permiten sobrevolar y realizar maniobras evasivas repentinas. Y precisamente igual que las de una mosca real, las alas del robot baten unas 120 veces por segundo.
Los investigadores consiguieron alcanzar esa velocidad mediante el uso de una material piezoeléctrico. La sustancia que lo contiene se contrae cada vez que se le aplica un voltaje eléctrico. Al aplicarlo intermitentemente de manera muy rápida, lograron hacer que el material se comporte justo como los pequeños músculos que hacen que una mosca mueva sus alas tan rápido.

"Conseguimos que se contraiga y se relaje, como el músculo biológico", explicó el doctor Ma. El principal objetivo de este estudio era entender cómo funciona el vuelo de los insectos, más que la construcción de un robot útil, aunque los autores ven usos prácticos potenciales para este tipo de diminutos desarrollos.
"Podrían emplearse en operaciones de búsqueda y rescate, para hallar sobrevivientes entre los escombros de un edificio o en otros contextos peligrosos", dijo Ma.

También sugirió que este tipo de robots podrían programarse para funcionar como muchos insectos reales y asistir en la polinización de cosechas: "Funcionarían como las poblaciones de abejas, que ahora están en declive, y apoyan la agricultura mundial", agregó el especialista.

El modelo actual del robot está unido a una pequeña batería, pero el doctor Ma dice que el siguiente paso sería reducir el tamaño del resto de componentes tecnológicos para eventualmente crear un "robot volador totalmente inalámbrico".



Un dato curioso es que el Centro for the Study of Existential Risk incorporo entre sus temas de estudio a una posible rebelión de autómatas junto con el cambio climático, la biotecnología, entre otros.

Consideran esta posibilidad que, mas allá de la ciencia ficción como la posibilidad de que los robots obtengan I.A. y se vuelquen en contra de sus creadores, no es del todo descabellada.

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