La historia de Jack el destripador ha sido material de historias, investigaciones policiales, y literatura. Su misterio es tal que todavía sigue dando qué hablar.
Mucho
se ha especulado sobre la identidad de este asesino londinense. Hasta el
momento, ya se ha delimitado bastante la lista de sospechosos. De hecho, hasta
la fecha son apenas 3, según las clásicas investigaciones del caso.
El
primero es nada menos que el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence.
Se presume que este hombre de la nobleza pudo haber embarazado a una
prostituta y luego la mató para evitar el escándalo. Supuestamente y según
versa el mito, el resto de las chicas fueron asesinadas por ser amigas o
compañeras de oficio de la muchacha en cuestión. Eliminarlas, entonces, sólo se
trataba de atar cabos sueltos que evitaran la divulgación de la vergüenza.
El
segundo candidato a ser Jack el destripador es
el Walter Sickert, de quien se sabe a vox
populi que estaba completamente obsesionado con el asesino
de Whitechapel, al cual, como un buen discípulo de asesino, le dedicó buena
parte de su obra y su cordura.
Finalmente,
el tercer candidato, no tiene nombre, pero su mito deviene de una
teoría del escritor Arthur Conan Doyle,
célebre por ser el creador del detective Sherlock
Holmes. Este gran novelista sostuvo que, en realidad, Jack
el destripador era una mujer, aunque se abstuvo de proporcionar datos más
sustanciosos.
Jamás
se ha logrado probar que alguno de estos sospechosos fuese
realmente Jack el destripador. Solo sabemos que luego del quinto
asesinato no volvió a cometerse ningún otro que tuviera las mismas
características y que el caso se cerró en 1892.
Con todo lo anterior, Espejo Gótico hizo un interesante análisis
sobre lo que pudo haber sucedido con es mítico asesino de Londres:
1- Jack
el destripador simplemente cesó de atacar, ya sea debido a la presión policial
en la zona o porque su tarea estaba terminada.
2- Murió.
3- Escapó de Londres y quizás continuó sus aberrantes homicidios en otra parte.
De estas tres posibilidades solo las dos primeras fueron ampliamente
analizadas; en muchos casos, a través de hipótesis y conjeturas bastante
alocadas. La tercera, sin embargo, sólo confluyen en un lugar en el mundo como exilio
de Jack el destripador: la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
El primer responsable de esta propuesta fue Leonard Warburton Matters, quien fue un político del Reino Unido y editor del periódico Buenos Aires Herald.
El primer responsable de esta propuesta fue Leonard Warburton Matters, quien fue un político del Reino Unido y editor del periódico Buenos Aires Herald.
En 1926, Matters
sugirió que Jack el destripador fue un gran médico que se dedicó con
fruición a estudiar los devastadores efectos de la sífilis y que sus estudios lo
obsesionaron a tal nivel que estuvo dispuesto a eliminar a todas las
prostitutas de Londres.
Según la propuesta
de Matters, Jack el destripador escapó a la Argentina luego de
asesinar a su última víctima, la célebre Mary Kelly; llegando a la ciudad
de Buenos Aires a fines de diciembre de 1888 o comienzos de enero de 1889, y
que permaneció en el país hasta el día de su muerte.
Una vez
instalado en Argentina, Jack el destripador siguió ganándose la
vida ejerciendo la medicina hasta el año de su muerte, fechada en
1926, según Matters, bajo el seudónimo de doctor Stanley.
Lo
curioso es que en esta investigación se sugiere que no sólo se dedicó a la
medicina sino que además, al menos durante un tiempo, Jack
el destripador ejerció el cargo de jefe de redacción de un periódico porteño. El autor no lo deja bien
claro pero se deduce que ese periódico es el Buenos
Aires Herald; es decir, el mismo en donde trabajaba Matters.
Esta
teoría fue publicada en el libro de 1929: El misterio de Jack
el destripador (The Mystery of Jack the Ripper), tal vez el primero en abordar
seriamente la identidad del asesino.
El
libro presenta algunos datos inconexos y
conjeturas apoyadas en testimonios fácilmente cuestionables;
sin embargo, en ella aparecen ciertos detalles
macabros que nunca antes habían salido del secreto profesional de la
policía londinense.
Si bien la obra de Matters fue meticulosamente desacreditada por los estudiosos de los crímenes de Jack el destripador, hay que decir que no es el único en haber situado el domicilio del asesino en Buenos Aires.
La pista
de su estancia en Argentina reaparece en 1972, cuando
el periodista británico Daniel Farson publica
su obra Jack el Destripador (Jack the Ripper),
donde ofrece testimonios y documentación que podrían evidenciar que el asesino
realmente vivió en Buenos Aires entre 1910 y 1920.
Más
aún, Jack el destripador habría sido dueño de un pub llamado Sally´s Bar,
ubicado en la calle 25 de Mayo, próxima al puerto.
Vale
aclarar que, por aquel entonces, la calle 25 de Mayo era literalmente la
Whitechapel porteña; es decir, un barrio comúnmente frecuentado por prostitutas,
ladrones y marineros.
Otros
indicios sobre la posibilidad de que Jack el destripador se haya
establecido en Argentina procede del escritor y profesor universitario Juan
José Delaney; quien involucra al sacerdote irlandés Alfred
Mac Conastair, capellán del Hospital Británico de
la ciudad de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo pasado.
En 1989, Mac Conastair le habría revelado a Delaney un secreto que guardaba de otro sacerdote su misma congregación, quien en su lecho de muerte habría confesado ser Jack el destripador, y que los asesinatos respondían a una venganza por la muerte de un hijo ilegítimo, fallecimiento que se debió a una enfermedad venérea contraída en su trato con prostitutas.
El
cuerpo de este presunto Jack el destripador fue
enterrado en el Cementerio del Oeste, en el barrio de Chacarita.
Si
bien es verdad que estas afirmaciones no son del todo confiables, también
hay que decir que todas las sociedades de la ciudad de Londres dedicadas a
recopilar datos fiables sobre Jack el destripador enviaron
emisarios a la dirección del Hospital Británico para conseguir información al
respecto de este sospechoso.
Finalmente
la pista de Buenos Aires vuelve a reabrirse en febrero de 1976, más
precisamente en un artículo de la revista Ellery Queen`s
Mystery Magazine, donde el criminólogo Juan Jacobo
Bajarlía formuló una de las hipótesis más creíbles sobre el
tema:
Esta
vez, el candidato a ser Jack el destripador es
un tal Alfonso Maroni,
financista de profesión que vivió en Londres durante la masacre de Whitechappel
realizando gestiones bursátiles a través de Greeshan
House.
Si bien el financista jamás confesó públicamente los asesinatos,
después de su muerte en 1929, a la edad de 75 años, su secretario privado
reveló haberlo ayudado a cubrir el rastro de los homicidios y diseminar rumores
maliciosos.
Bajarlía finaliza de este modo su increíble repaso de los
hechos:
Al
regresar a Buenos Aires, revisando mi archivo de crímenes, tuve una evidencia
sobre la cual no me atrevo a escribir todavía. Jack el Destripador,
desaparecido de Londres, había muerto en Buenos Aires, a los 75 años, en un
hotel de la calle Leandro N. Alem, frente a la plaza Mazzini, hoy Roma, una
mañana lluviosa de octubre de 1929.
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