Tras once años de investigación un grupo de científicos ha conseguido a principios de este año 2016; descifrar las inscripciones del famoso mecanismo de Anticitera, conocido como la primera computadora de la Historia, construido en el siglo I a.C. y utilizado con fines astronómicos y calendáricos.
La clave
que ha permitido entender mejor los fragmentos de este aparato, hallado en 1900
en la isla griega de Symi, en el archipiélago del Dodecaneso, ha sido recurrir
un tomógrafo especial, fabricado en el Reino Unido exclusivamente para esta
investigación.
Con ayuda
de este tomógrafo, los expertos pudieron leer los textos escritos con letras de
tan solo dos milímetros de tamaño, incrustadas en las partes laterales del
cajón de madera que constituye el mecanismo de Anticitera.
"Para
la lectura de cada letra fueron necesarios veinte cortes tomográficos",
explicó el especialista en paleografía Agamemnon Tselikasa durante la ceremonia
de presentación el jueves por la noche.
Gracias a esta lectura, el equipo de científicos de las
universidades de Atenas, Salónica, Cardiff y Nueva York, ha podido hacer una
descripción completa del funcionamiento del mecanismo, entender su finalidad y
ver cuáles son las partes que todavía no se han recuperado de este artilugio.
"La lectura nos permitió entender con certeza cuáles son
las partes que nos faltan. Sabemos que el mecanismo incluía un planetario
completo que aún no ha sido hallado", explicó a EFE Yanis Bitsakis, físico
y especialista en Historia de las Ciencias. Según Bitsakis, ya no cabe duda de
que el aparato había sido fabricado para explicar el universo, según el
conocimiento astronómico de la época.
Pero… ¿Como funcionaba este prodigio?...
En la
parte frontal del mecanismo -un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18
de anchura y 8 de profundidad- había dos círculos, uno para el zodíaco y otro
para el calendario egipcio.
En la
parte lateral había un botón que al girarlo ponía a funcionar una treintena de
engranajes colocados sobre diez ejes, que accionaban a su vez las manecillas de
los dos círculos. Mediante este mecanismo y a partir de las posiciones
planetarias en un momento concreto se podían predecir eclipses solares y
lunares con hasta 19 años de antelación.
El
profesor de Física de Universo Xenofón Musás explicó que "un sistema de
cuatro engranajes permitía que los cinco planetas girasen alrededor del sol que
a su vez giraba alrededor de la Tierra".
Según
Musás, en el mecanismo de Anticitera y en sus inscripciones está todo el
conocimiento en materia de física, ingeniería, astronomía y matemáticas del
siglo I a.C.
El
constructor y el propietario del mecanismo no han sido identificados pero el
aparato sí ha dado información sobre ellos.
"Para
fabricarlo era necesario un muy buen conocimiento de ingeniería y de
astronomía, inimaginable tratándose de un periodo situado 1700 años antes de la
revolución científica de los siglos XVI y XVII", destacó el profesor
emérito de Astrofísica de la universidad de Cardiff, Mike Edmunds.
Además,
los nombres de los meses en la parte frontal están escritos en el dialecto de
la ciudad de Corinto, lo que hace suponer que el fabricante o el propietario
era originario de esta ciudad o de alguna de sus colonias situadas en las
costas de Epiro, en el mar Jónico.
La
posibilidad de alguna relación con Epiro se refuerza por la mención -además de
los juegos Olímpicos, los Nemeos, los Ístmicos y los Píticos, donde
participaban todas las ciudades del mundo heleno- de unos juegos locales, los
del oráculo de Dodoni. La mención de otros juegos locales de la isla de Rodas
permite suponer también alguna relación con ella.
El
mecanismo fue hallado en 1900 por buzos colectores de esponjas originarios de
la isla de Dodecaneso Symi. La primera operación de rescate fue organizada en
1901 y 1902 por Valerios Stais, que fue el primero en considerar que se trataba
de un aparato astronómico. Hasta 1972 habían sido descifrados tan solo 923
caracteres de las inscripciones, mientras que el equipo actual consiguió leer
3400.
Bitsakis
explicó que el éxito de este equipo se debe al hecho de que, por primera vez,
unieron sus fuerzas filólogos, físicos, ingenieros, astrónomos e historiadores
de ciencia y, sin duda, a la tecnología sofisticada utilizada por primera vez.
"Fue
el primer objeto con engranajes descubierto de esa época. Hasta su hallazgo
contábamos con descripciones de ese tipo de mecanismos en textos, pero nunca
había sido hallado uno para estudiarlo", añadió Bitsakis.
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