El leviatán es un ser monstruoso perteneciente a la mitología hebrea, mezcla entre una serpiente de mar y una ballena.
Es un ser conocido desde la antigüedad. En la Biblia se leen
descripciones del leviatán en distintos pasajes y representa a un enorme
monstruo marino creado por Dios y que simboliza el mal. Se ha llegado a pensar
que también puede tratarse de una especie de cocodrilo gigante ya que, en el
libro de Job, el leviatán representa al cocodrilo al que hay que dar caza.
Tiene el cuerpo con escamas muy juntas, a modo de escudo
protector, dientes afilados y forma de reptil, de hecho, es bastante
parecido a un dragón sin alas en su aspecto externo. Sus escamas son de color
verde esmeralda o turquesa.
Es capaz de expulsar un ácido vaporizado por la boca,
pudiendo provocar así quemaduras corrosivas en sus víctimas. Sus ojos están
siempre iluminados, como incandescentes.
Se trata de un ser muy fiero y fuerte. Las historias sobre
leviatanes han sido muy famosas entre pescadores, puesto que el leviatán es un
monstruo muy temido en las aguas marinas.
Considerado como uno de los “Siete Príncipes del Infierno”,
Leviatán es para muchos interpretes una forma simbólica del mismo Satanás. Él
es el “Dragón que está en el mar” del que habló el profeta Isaías , la
Serpiente Antigua, el terrible “Amo Demonio de los Océanos” referido en el
Diccionario Infernal de Collin de Plancy…
Algunos intérpretes han sugerido que Leviatán es un símbolo
de la Humanidad que se opone a Dios; en este lineamiento teórico, también han
dicho que las bestias del Libro de Daniel y del Apocalipsis son en realidad
seres metafóricos.
El hecho de que el leviatán esté presente en aguas dulces y
saladas hace pensar que, tal vez, sean dos seres distintos con el mismo nombre.
O, tal vez, exista un leviatán de río y otro de mar.
El nombre “Leviatán” aparece en varias ocasiones dentro de la Biblia:
§ Isaías 27:1: Este pasaje, al ser vinculado
con la descripción que el Génesis hace de Satanás como una serpiente tentadora,
ha sido en gran parte el que ha dado origen a la figura del Demonio como
el Gran Dragón, como la Gran Serpiente, como Leviatán…En efecto, a diferencia
de otros pasajes bíblicos en que “Leviatán” parece ser solo el nombre con el
que se alude a una gran bestia, aquí sí resulta claro que alude al Demonio (al
menos simbólicamente), sobre todo teniendo en cuenta que el contexto del pasaje
bíblico es un contexto apocalíptico. Por ello sirve citar no solamente Isaías
27:1 sino también Isaías 26:21. Citando ambos pasajes (que en la biblia está
uno luego del otro) se tiene este texto revelador: ‹‹Porque el Señor sale de su
morada/para pedir cuenta de su iniquidad/a los habitantes de la tierra:/la
tierra pondrá al descubierto la sangre derramada/y ya no cubrirá a sus
muertos./Aquel día, el Señor castigará con su espada bien templada,/a Leviatán,
la Serpiente huidiza,/a Leviatán, la Serpiente tortuosa,/y matará al Dragón que
está en el mar.››
§ Salmos 74: 13, 14 y Salmos 104: 25,
26: En
el primer pasaje se habla de que el Señor aplastó las cabezas de Leviatán y se
las dio de alimento a las fieras del desierto, mientras que en el segundo se
dice que creó al Leviatán para jugar con él y se presenta al Leviatán como una
bestia marina. Hay quienes han interpretado que el primer pasaje alude a Leviatán
como el Demonio pero aquello carece de sentido si se tiene en cuenta que, a
diferencia de en el texto de Isaías, en Salmos 74: 13, 14 el Señor ya ha
aplastado las cabezas de Leviatán, ya lo ha derrotado, siendo que supuestamente
—y en concordancia con el Nuevo Testamento— es en el Día del Juicio (tal y como
sale en Isaías) cuando el Demonio será definitivamente derrotado. Ahora, el
pasaje de Isaías también se puede interpretar como una referencia a lo que será
(aún no ocurría en tiempos de Isaías) la liberación de los israelitas en
Egipto; y, partiendo de eso, la interpretación que se ha hecho de Salmos 74:
13, 14 sería coherente con Isaías en tanto que se habría escrito luego de
acontecida la liberación de los israelitas en Egipto; ya que, según se ve en el
libro del profeta Ezequiel, a Faraón se lo nombra como un gran monstruo marino
tendido en el Nilo, monstruo que será abandonado a las bestias y les servirá
como alimento, tal y como luego el Salmo 74: 13, 14 muestra que se cumplió. De
ese modo queda claro como las interpretaciones concuerdan si se ve los pasajes
como aludiendo al hecho histórico del éxodo israelita; mas, si se intenta ver a
los pasajes como aludiendo a la derrota del Demonio, la interpretación solo
funciona con el texto de Isaías y resulta forzada en el caso de los Salmos. Por
otra parte, en lo que respecta a Salmos 104: 25, 26, a Leviatán allí
simplemente se le nombra como monstruo marino, no tiene sentido postular que
represente al Demonio antes de pelearse con Dios ya que ese “Leviatán que tu
formaste para jugar con él” va precedido de un “Allí está el mar, grande y
dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños”
y, por ende, el contexto indica con toda claridad que Leviatán es solo una
bestia entre todos esos animales “grandes y pequeños”.
§ Job 41: Algunos eruditos han dicho que
el extenso pasaje de Job alude al cocodrilo, lo cual en primera instancia
parecería tener sentido si tenemos en cuenta que el Leviatán de Job habita en
el agua, tiene escamas, piel dura e hileras de colmillos. No obstante,
incluso en una versión bíblica tan actual como la Reina Valera 2000,
el Leviatán de Job es presentado como un ser que no puede vencerse con armas
humanas, que su sola visión espanta, que es rey entre los soberbios y que
escupe fuego. Entonces: ¿existe alguna especie de cocodrilo que escupa fuego?
Evidentemente no, de allí que haya tenido tanto sentido la interpretación hasta
hoy vigente de que la bestia referida por Job es el Leviatán-demonio que todos
conocemos, un ser terrible de cuya boca “salen hachas de fuego, centellas de
fuego proceden” (Job: 41:19, Reina Valera 2000).
Se cree que, antes de caer, Leviatán
pertenecía a la orden de los Serafines, la primera jerarquía angélica de entre
las nueve existentes. Así, Leviatán habría estado entre los “ángeles de la
caridad”, entre los seres que están más cerca del Padre y que pasan la
eternidad contemplando y disfrutando la belleza del Todopoderoso y cantándole a
su gloria sempiterna mientras esparcen sus rayos de amor sobre la Creación.
En la demonología medieval algunos
creían que Leviatán era un demonio acuático que intentaba tomar posesión de las
almas y que resultaba muy difícil de expulsar mediante el rito exorcista. Otros
simplemente lo veían como una imagen de Satanás.
Para Santo Tomás de Aquino, Leviatán
era el demonio de la envidia y, de entre todos los habitantes del Averno, él
era el primero en encargarse de castigar a los envidiosos.
Según el jesuita Peter Binsfeld,
Leviatán es, dentro de los siete príncipes del infierno, el que representa el pecado capital de los celos. Al menos así lo
describe dentro de su De confessionibusmaleficorum et sagarum,
libro que es uno de los pilares de la demonología renacentista (fue publicado
en 1589).
Más tarde, SebastíanMidhaelis habría
de dividir a la elite de los demonios en tres categorías, poniendo ocho
demonios en la primera, cinco en la segunda y tres en la tercera. Allí Leviatán
sería situado en la primera categoría como un demonio caracterizado por atacar
las creencias religiosas, por inducir al paganismo, al ateísmo, al escepticismo
arreligioso…
Dentro de todo lo que se ha dicho
sobre Leviatán hay algo de suma importancia en tanto que supuestamente fue
dicho por un demonio…De esto nos habló el Padre SebastienMichaelis en sus
escritos sobre el caso de posesión de la hermana Madeleine, acaecido en 1647
dentro del convento de Louviers en Aix-en-Provence. Ahí, SebastienMichaelis nos
cuenta que, en el contexto de los exorcismos, el demonio Bablerith (uno de los
tantos demonios que poseían a la monja de dieciocho años) soltó los nombres de
los otros demonios que poseían a la monja, dentro de los cuales estaba
Leviatán, demonio que, según dijo Balberith, tendría de enemigo especial a San
Pedro, se encargaría de incitar a los hombres a cometer sacrilegios y sería el
gran enemigo de los santos.