Un lago mortal que convierte animales en estatuas de sal. Parece la trama de un relato fantástico y siniestro, pero eso es lo que ocurre en el Lago Natrón, en el norte de Tanzania, África. El lugar toma su nombre de un compuesto químico natural formado principalmente por carbonato de sodio, proveniente de cenizas del cercano volcán Ol Doinyo Lengai.
Su superficie aproximada es de 600-800 km², aunque
puede llegar a alcanzar los 1.040 km², y de él se extraen sales de cloro, sodio
y magnesio.
Sus aguas están teñidas de rojo por la
proliferación de algas. En él
se pueden apreciar formaciones de espirales de carbonato sódico que surgen de las profundidades de la tierra a
través de géiseres. Estas espirales decoran la superficie de sus aguas, así
como la sosa se acumula en las orillas como una espuma blanca.
Sólo los flamencos sobreviven en este peculiar ambiente, ya que
devoran las algas filtrando las aguas alcalinas gracias a su pico.
'Encontré las criaturas de
forma inesperada –toda clase de pájaros y murciélagos– arrastrados por el agua
a lo largo de la costa del Lago Natrón', cuenta el fotógrafo Nick Brandt, en su
libro Across de Ravaged Land (a través de la tierra desolada) sobre animales
africanos.
Nadie sabe con certeza
cómo murieron, pero parece que la naturaleza extremadamente reflectante de la
superficie del agua confunde a los animales, y caen al lago como pájaros que se
chocan contra el vidrio de una ventana', explica el fotógrafo.
Las aguas del lago pueden
alcanzar una temperatura de 60ºC y son extremadamente alcalinas. 'El carbonado
sódico y la sal hacen que las criaturas se calcifiquen y se conserven
perfectamente a medida que se secan', escribe Brandt sobre los animales que
tuvieron la mala suerte de sumergirse en el Natrón.
Este entorno es un gran
centro de reproducción de flamingos, que aprovechan las islas de sal que a
veces se forman en lago para anidar, protegidos del acecho de predadores. Pero,
como muestra la foto, esta tarea implica otros peligros.
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