Cuentan que, en el pasaje Avispero, del Perú, vivían muchos trasnochadores. Una madrugada, ingresa en zigzag al pasaje por la calle Marqués de Mancera uno de los madrugadores, y estaba tan borracho que a gatas caminaba.
Al levantar la vista, avista que
venía del lado de la calle Pérez Figuerola un enorme chancho con cadenas en su
ancho cuello, la cual arrastraba, haciendo un ruido infernal. Al vecino se le
pasó, del susto, la borrachera; y corre con dirección al callejón grande, donde
él vivía, porque el animal iba tras sus pasos.
Llega a la puerta de su casa, y
como alma que le lleva la corriente entra a su casa, pone la tranca llamando a
viva voz a toda su familia. Ellos muy preocupados le preguntan:
-¡Oye, qué te pasa!
-Ough…ough…ough…¡Me sigue un
chancho…! ¡Me sigue un chancho encadenado!
-¡Vamos a ver! ¡Vamos a ver!
Grita alguien.
-¡Traigan palos y cuchillos para
matarlo!
A los cinco minutos todos salen.
No había ni chancho ni cadenas ni nada. Los perros guardianes ni siquiera ladraron.
-¡Seguro que era el diablo!- le
dijo su esposa.
-¡Por eso los perros no ladraron!
Dicen que, a muchos
trasnochadores se les apareció ese diabólico animal, y fue comentario general
no sólo de los habitantes del pasaje Avispero, sino de toda la ciudad.
En el Norte Argentino, y en su
zona central también existe esta leyenda, que fuera referida por Jorge Luis
Borges en su “Libro de los Seres Imaginarios”:
"En el norte de Córdoba y muy especialmente en Quilinos,
se habla de la aparición de una chancha encadenada que hace su presencia por lo
común en horas de la noche. Aseguran los lugareños vecinos a la estación del
ferrocarril que la chancha con cadenas a veces se desliza sobre las vías
férreas y otros nos afirmaron que no era raro que corriera por los cables del
telégrafo, produciendo un ruido infernal con las "cadenas". Nadie la
ha podido ver, pues cuando se la busca desaparece misteriosamente".
En el Sur, también se trata el tema del Porcino en
Cadenas, y también se creía que corre por encima de los cables de teléfono,
produciendo un ruido infernal con sus cadenas. En realidad, el historiador
Peluffo Aguaro afirma que la leyenda tendría su asidero en los antiguos
pobladores de la zona “que confundían los ruidos de los transformadores y
amplificadores telefónicos con un
corretear metálico sobre las líneas”.
El cuentista tehuelche Adolfo Rinuedo Araoz escribió un
cuento infantil llamado “Y el Chancho te llevará” en el año 1974 que se publico
en las Ediciones del Pájaro y el Cañón, con la intención moralizante de
utilizar la leyenda (al igual que la del Pombero o el Mano de Lana) para
disuadir a los niños aborígenes de salir a jugar en las horas de la Siesta , a la tardecita… El
Chancho no sería otro que un enviado del mismo Diablo, que atrapa a los niños
malcriado con sus cadenas y los arrastra hasta los mismos Infiernos !!!