domingo, 29 de mayo de 2011

El Turco de Kempelen

En el año 1770, Wolfgang von Kempelen, inventor, presenta a la emperatriz María Teresa de Austria “El Turco”, un autómata capaz de jugar al ajedrez… ¡y vencer! Tras el inicial revuelo causado por el artefacto, hay un gran número de solicitudes para poder jugar contra la máquina, pero su inventor las rechaza casi todas, arguyendo que estaba más interesado en seguir investigando en máquinas de vapor que en la bagatela que era El Turco.

Diez años pasaron, y el emperador José II requirió a Kempelen que reconstruyera al Turco (pues este había sido desmontado tras una de sus últimas partidas) y lo llevara a Viena, como agasajo para su invitado Pablo I de Rusia (que más tarde sería Zar). Una petición del emperador es difícil de rechazar (y más por aquella época), por lo que el inventor no tuvo más remedio que revivir al autómata y llevarlo a Viena.


Semejante invento llamó la atención del futuro zar, que recomendó a Kempelen que hiciera una gira por Europa, exponiendo el ingenio. Aunque en un principio rechazó la oferta, Kempelen acabaría aceptando. En 1773, el Turco comienza su gira por Europa, jugando contra ajedrecistas de la talla de Philidor (uno de los grandes de aquél tiempo). Si bien Philidor ganó la partida que jugó contra la máquina, ésta fue (en sus propias palabras) “la partida más dura que había jugado nunca”. La gira incluyó países como Francia, Gran Bretaña y la actual Alemania.

Todo llega en esta vida, y Wolfgang von Kempelen muere un 26 de marzo de 1804. Sin embargo, tras la muerte del inventor, el autómata aún seguía con vida y fue vendido en 1808 a Johann Nepomuk Mälzel por uno de los hijos de Kempelen. Como nota curiosa, decir que Mälzel inventó el metrónomo. El Turco entraba en una nueva etapa, en la que llegaría a jugar contra Napoleón Bonaparte (1809).

Con semejante artefacto entre manos, Mälzel no puede resistirse, y empieza a viajar por el mundo, exponiendo al turco como ya había hecho su inventor, y organizando partidas. En su gira incluyó también América. Finalmente, Mälzel murió en un viaje en 1838, dejando el Turco a cargo del capitán del barco en el que viajaba.

Pero, ¿era realmente el Turco un refinado autómata jugador de ajedrez? Siento decepcionarlos, pero no... No era más que una elaborada treta, en la que un jugador de nivel se deslizaba en el interior de El Turco. En la presentación, se abrían diversas puertas que mostraban el interior del artefacto, mostrando diversos engranajes y maquinaria. Sin embargo, había una pequeña sección en el interior, donde la persona que manejaba al Turco podía esconderse, evitando así destapar el engaño.



El jugador encargado de manejar al Turco en la época de Kempelen continúa siendo un misterio, pero la lista de jugadores detrás del ingenio mientras éste estuvo en posesión de Mälzel es larga: Johann Allgaier, Boncourt, Aaron Alexandre, William Lewis, Jacques Mouret y William Schlumberger.

Durante la larga vida profesional de El Turco, surgieron diversas voces avisando de que seguramente se trataba de una engañifa. La más famosa de ellas, la de Edgar Allan Poe, que le dedicó un escrito: Malzel´s Chess Player, publicado en 1836.

Tras el Turco, surgieron diversos autómatas jugadores de ajedrez: Ajeeb, Mephisto… Todos ellos eran un fraude. Hay que esperar al año 1912 para encontrar el primer autómata ajedrecista. Es en este año cuando un español, Leonardo Torres Quevedo, construye el Ajedrecista. No obstante, este autómata no juega al ajedrez, sino que es capaz de jugar rey y torre contra rey. Más recientemente, hemos tenido los famosos duelos hombre vs. máquina con Kasparov y Deep Blue la computadora, como protagonistas